jueves, 29 de marzo de 2007

Un día en la vida de Noel Kempff



recuerdo. El 5 de septiembre de 1986, el investigador cruceño Noel Kempff Mercado fue asesinado en la serranía Huanchaca. Nadie sospechaba que las balas del narcotráfico ese día le quitarían la vida
recuerdo. Se lo recuerda como un hombre que dio su vida por embellecer Santa Cruz. El asesinato de Kempff, Cochamanidis y Parada hizo que la población repudie el narcotráfico. El caso no está resuelto


José Andrés Sánchez
Cuando despertó, Noel Kempff Mercado no se imaginaba que ése sería su último día de vida. Era el 5 de septiembre de 1986 y se encontraba en el campamento Los Fierros, junto a más de 20 expedicionarios bolivianos y españoles que preparaban la ascensión a la serranía Huanchaca. El calor intenso de la selva no los detendría. Esa tarde ellos debían trabajar en las investigaciones que habían preparado con un mes de anticipación.

Don Noel tenía la vitalidad de un veinteañero. A sus 62 años, este hombre que le dedicaba su vida a la naturaleza y a la conservación, no pensaba en el retiro. Es más, la expedición con el grupo español que representaba a la Estación Biológica de Doñana, le abriría las puertas para desarrollar nuevas investigaciones en el parque Huanchaca. No había descanso para el científico y padre de un hijo varón y de cuatro mujeres. “Era un hombre disciplinado. A las cinco de la mañana ya estaba despierto, duchado y desayunando”, recuerda su hijo Francisco Kempff, 20 años más tarde. “Algunos podrían decir que mi padre tenía un carácter fuerte. Pero él era un defensor de la naturaleza. Uno no puede defender algo con palabras bonitas. Hay que decir las cosas con convicción”, afirma Kempff.

Así habló don Noel esa mañana, cuando insistió en partir junto al primer grupo rumbo a la serranía, a pesar de las observaciones de sus compañeros. Días antes, los expedicionarios trataron de escalar la serranía a pie, pero el terreno inestable, el numeroso equipo de trabajo y el esfuerzo que suponía para ‘el profesor’ los hizo desistir. Decidieron alquilar una avioneta y esperar. El fotógrafo Willy Kenning pasó esos días junto a Kempff. “Mi trabajo era sacar fotos, pero también hice de chofer y otras cosas. En general, el ambiente era agradable”, recuerda, y describe al grupo como un conjunto de jóvenes tranquilos. “Unos iban a sacar fotitos a los pájaros y otros recolectaban hormigas”, añade. Así pasaron los días en el campamento, entre charlas, café y fogatas. Se contaron historias y compartieron anécdotas. Nadie podía imaginar que los sucesos venideros serían trágicos.

Cuando era director de Parques y Jardines del municipio, Noel Kempff se encargó de la arborización del primer anillo y del centro de la ciudad. No sólo plantó nuevos árboles, sino que se encargó de salvar otros. “El hecho de que tengamos una ciudad relativamente verde se lo debemos a Noel Kempff. Incluso esas aceras levantadas por las raíces de los árboles tienen su firma, ya que él plantó esos framboyanes”, relata Roberto Unterladstaetter, presidente de la Fundación Noel Kempff.

A las 10:30 llegó la avioneta a Huanchaca. Desde la altura, el guía Franklin Parada, el español Vicente Castelló, Noel Kempff y el piloto Juan Cochamanidis distinguieron unas carpas y una pista de aterrizaje. A pesar de la desconfianza del español, resolvieron utilizar la pista para descender. Una mala decisión.

Minutos después, con los motores apagados, Cochamanidis y Parada se dirigieron hacia el campamento misterioso, mientras que los científicos esperaban. “Fueron dos y ahora vienen cuatro”, le dijo Kempff a Castelló. Esos otros dos hombres cargaban metralletas, hablaban portugués y estaban nerviosos. Todo sucedió en cuestión de segundos. El primero en caer fue Parada. “No hagan eso”, dijo Kempff y como respuesta recibió una lluvia de balas. Castelló y Cochamanidis corrieron hacia la selva. Sólo el científico español pudo esquivar las balas.

“El día que partió papá no pudo despedirse. Eso fue muy raro”, relata Francisco Kempff. El hijo recuerda con nostalgia el entusiasmo que mostraba su padre antes de partir en la expedición y atesora los regalos que recibió de sus manos. “Aún cuido la orquídea que me dio para mi cumpleaños”.

Noel Kempff, ‘el profesor’, se fue rodeado de sus pasiones, la selva, el aire puro y el canto de las aves, y dejó un legado que se puede apreciar en los colores de los tajibos que florecen en septiembre.

Del ‘glamour narco’ a la censura social
El asesinato de Noel Kempff, Franklin Parada y Juan Cochamanidis provocó una crisis social en Santa Cruz de la Sierra. Hasta septiembre de 1986, cualquier ‘pichicatero’ era visto como personaje exótico, vistoso y hasta respetable. Era usual que se pasearan por la ciudad en automóviles último modelo o que organicen fiestas suntuosas para sus hijas de 15 años. Cuando llegaba el momento de la fotografía ‘socialera’, muchos se peleaban un lugar junto al narcotraficante.

Pero las cosas cambiaron a partir de ese triple asesinato que conmocionó a la sociedad. Las instituciones cruceñas emitieron comunicados públicos en los que rechazaban esa actividad ilícita, los medios iniciaron una campaña para presionar al Gobierno sobre la erradicación de fábricas de cocaína y la población cruceña dijo basta con una marcha multitudinaria contra la fabricación y tráfico de drogas.

“Es lo único positivo que nos ha dejado la muerte de papá”, aclara Francisco Kempff. “Por lo menos ahora todos esos corruptos cargan la censura social encima y tienen que andar escondidos”, afirma.

Los rumores, el rescate y la fábrica de droga
El fotógrafo Willy Kenning partió el miércoles tres de septiembre hacia Santa Cruz de la Sierra. Fueron dos días de viaje desde el aserradero Moira hasta la ciudad. Cuando se encontró con sus padres, reconoció en ellos la cara del alivio. “Mis familiares pensaban que yo seguía en Huanchaca. Ellos ya sabían que la avioneta había desaparecido”, recuerda Kenning 20 años más tarde.

Ese viernes, a las 17:30, llegó a Santa Cruz el primer informe desde Moira. Decía que la avioneta no había regresado al aserradero para recoger al segundo grupo expedicionario. Al día siguiente partió otra nave desde Santa Cruz de la Sierra hacia Huanchaca. El piloto Mario Áñez divisó la pista de aterrizaje e informó a aquellos que estaban conectados a la radio. Francisco Kempff se encontraba en Santa Cruz y escuchaba atento el relato de Áñez. “El piloto vio una avioneta quemada y tres personas que caminaban entre la maleza. Dos escondidos y otro más lejos, saludando”, recuerda el hijo del científico.

Vicente Castelló era una de esas personas. Había permanecido más de 14 horas escondido entre arbustos sin hacer un movimiento. Luego, al amanecer del sábado, decidió salir a la pista para buscar a sus compañeros de viaje. Allí vio la avioneta quemada y reconoció los cuerpos del profesor Noel Kempff y de Juan Cochamanidis. Supo que debía escapar lo antes posible. Las otras personas eran los asesinos que, al parecer, esperaban que la nave aterrice para luego atacarla. Pero no contaban con la presencia de Castelló. El español corrió hacia la avioneta y cuando subió le dijo al piloto: “los otros están muertos. Tenemos que irnos”. Despegaron y dejaron atrás a los brasileños que esperaban con las metralletas. “Tenemos a un sobreviviente. Los demás fueron asesinados”, dijo Áñez por radio. Entonces Francisco Kempff preguntó: “¿quién está a salvo?” “El español”, le respondieron.

Los cuerpos de Kempff y Cochamanidis tuvieron que esperar hasta el lunes para ser recogidos. Julio Kempff, Marcelo del Río y Carlos Vaca Díez llegaron a Huanchaca minutos después que las fuerzas de Umopar. Además de la pista, se descubrió una fábrica de cocaína de proporciones asombrosas. “Había más de 700 turriles llenos que luego desaparecieron”, recuerda Del Río. El cuerpo torturado y baleado del guía Franklin Parada fue descubierto el 29 de septiembre.

Una vida de color verde
Noel Kempff Mercado nació en Santa Cruz de la Sierra el 27 de febrero de 1924. Desde su niñez mostró curiosidad por la naturaleza. Tomó cursos de Ciencias Económicas en la Universidad Gabriel René Moreno y obtuvo el título de técnico apicultor en la Universidad de São Paulo (Brasil). En sus primeras publicaciones abordó temáticas geológicas. Entre 1955 y 1980 se dedicó al estudio de las abejas y la producción de miel. Publicó libros sobre reptiles, flora apícola, fauna amazónica y grabó cantos de aves de la selva.

Fue presidente de la Asociación Apícola de Bolivia, catedrático en la UAGRM, proyectista y director del Jardín Botánico y del Zoológico y director de Parques y Jardines del municipio.

Roberto Unterladstaetter
® Presidente de la FNK
“Un hombre único en su especie”
Cuando conocí a Noel Kempff, él ya era un hombre adulto y respetado. Yo me presenté como un joven agrónomo que enseñaba en la universidad. Fue antes de la riada de 1983, en el ex Jardín Botánico. Yo había escuchado comentarios sobre Noel y conocía su trabajo. Pero fue gracias a ese encuentro que se inició mi relación profesional. Recuerdo a don Noel como una persona ‘sui géneris’ (único en su especie). Su curiosidad lo motivó a investigar de forma empírica, como amante de la naturaleza. Lo acompañé algunas veces al campo y allí pude descubrir sus peculiaridades científicas. Me llamaba la atención la relación que mantenía con la naturaleza. Él la entendía a la perfección, aunque no había estudiado. En esa época no se hablaba de ecología en Santa Cruz, pero este hombre intuía que era necesario respetar el medio. Se interesaba por la relación hombre-ambiente para no depredar el medio. Ojo: no era un conservacionista a ultranza. Hablaba de aprovechar los recursos naturales en una medida sustentable. Ya conocía los conceptos del desarrollo sostenible sin haberlo estudiado. El gran mérito de don Noel fue sentir a la naturaleza e intuir las necesidades humanas en el ambiente. Creo que aún no se le ha rendido el homenaje que se merece. Noel Kempff luchó por la conservación de los recursos y ahora no se siguen esos valores.

Huanchaca resumido
A continuación, extractos de los documentos escritos por la comisión mixta especial investigadora del ‘Caso Huanchaca’
- Mayo de 1986
El director departamental de sustancias peligrosas, Cnel. Honorio Martínez, recibe la denuncia de movimientos extraños en la serranía de Huanchaca y la posible existencia de una fábrica de cocaína.
- Julio
Llegan seis helicópteros y 160 efectivos del Ejército estadounidense para ‘prestar su apoyo a la lucha contra el narcotráfico’. Sobrevuelan la zona en reiteradas ocasiones pero según informes ‘todos los intentos de aterrizaje fallaron debido a inconvenientes técnicos o climáticos’.
- 5 de septiembre
Noel Kempff Mercado, Franklin Parada y Juan Cochamanidis son asesinados en Huanchaca.
- 7 de septiembre
Llegan efectivos de Umopar a la zona, junto a avionetas privadas, para recoger los cuerpos. Se descubre una fábrica de cocaína.
- 27 de octubre
La comisión investigadora presenta un documento en el que afirma que los asesinatos fueron el resultado de la presencia de narcotraficantes, que hubo negligente actuación de los organismos policiales responsables de la lucha contra el narcotráfico, que la intervención de las tropas norteamericanas fue irregular y perjudicial, y que los funcionarios de la DEA eran indirectamente responsables por el triple asesinato.
El Congreso censuró al ministro del Interior, Fernando Barthelemí, y la comisión recomendó la expulsión de esas tropas estadounidenses.
- 12 de junio de 1993
Se informó que los ciudadanos brasileños Antonio Costa y Almiro de Souza fueron descubiertos y arrestados. Ambos confesaron ser los autores materiales del triple asesinato. Hasta el momento no se ha descubierto a los propietarios de la fábrica.

El legado de Noel Kempff vive en Santa Cruz
recuerdo. Noel Kempff ideó y creó el primer Jardín Botánico, el parque zoológico y arborizó parques y jardines de la ciudad. La fundación que lleva su nombre desea continuar con el trabajo de ‘el profesor’

Dejó dos obras pendientes: el Gran Parque Urbano y el nuevo Jardín Botánico

El gran sueño de Noel Kempff era ver a Santa Cruz de la Sierra vestida de verde. El científico, apasionado por la naturaleza, trabajó e investigó sin descanso con el objetivo de embellecer su ciudad y despertar el sentido conservacionista en la población. Su legado respira en los jardines y parques del centro y primer anillo.

En 1965 fue nombrado Proyectista y Director del Jardín Botánico de Santa Cruz de la Sierra, espacio que desapareció en 1983 con la riada del río Piraí. Durante años trabajó por el desarrollo de este espacio, que mostraba la riqueza natural del oriente boliviano. Luego, ya como Director de Parques y Jardines del Municipio, se encargó de arborizar la ciudad con tajibos, ceibas, jacarandás, motoyoes y otros árboles que ahora se muestran orgullosos en la jardinera del primer anillo. “Fue un defensor de la conservación y la naturaleza. Sus convicciones profundas hicieron que se convierta en una autoridad en temas de naturaleza”, afirma Lorena Kempff, hija del científico y directora de la Fundación Noel Kempff.

En 1979 cumplió otro de sus grandes deseos: inaugurar el Zoológico de Fauna Sudamericana. La colección inicial contenía 20 especies y 150 especímenes. Con este logro, Noel Kempff le regaló a Santa Cruz uno de los espacios naturales más prestigiosos de la época. Además gestionó la creación de los parques Amboró y Huanchaca. En este último fue asesinado en 1986. En honor a Kempff, el congreso decidió darle un nuevo nombre al parque, que desde octubre de ese año se llama Noel Kempff Mercado. “El profesor decía que Huanchaca era uno de los pulmones del mundo”, recuerda su hija Lorena.

Su trágico final truncó muchos proyectos. Según explicó Lorena Kempff, el profesor dejó dos obras pendientes para el futuro: el Gran Parque Urbano, que estaba proyectado como un espacio natural con fauna del Oriente boliviano y museos; y el nuevo Jardín Botánico.

A Noel Kempff no sólo se lo recuerda como una víctima del narcotráfico, sino también porque sin su trabajo, Santa Cruz no sería la ciudad verde que conocemos.

Una fundación que desea continuar con el trabajo
Hace tres años nació la Fundación Noel Kempff Mercado, presidida por Roberto Unterladstaetter y dirigida por Lorena Kempff, hija del científico cruceño. Desde un principio, esta institución trabaja con el objetivo de velar por la conservación y el desarrollo de las obras que dejó ‘el profesor’.

“Personalmente, ésta era una deuda con mi padre”, afirma Lorena. “Queremos identificar las obras que necesita nuestra consulta urgente”, aclara.

Los trabajos de la fundación están abocados, por el momento, al Jardín Botánico y al Zoológico Municipal. Ambas instituciones necesitan rediseño y más recursos para mejorar sus servicios y mantener el patrimonio.

Kempff explicó que la fundación que dirige no se encarga de la administración de estos espacios. “Nosotros nos limitamos a velar por el patrimonio intangible que dejó Noel Kempff”, dice. Este cuidado se extiende al Parque Nacional Noel Kempff Mercado y al Museo de Historia Natural.

En su afán por proteger la fauna boliviana, esta fundación ha impulsado la Red Boliviana de Combate al Tráfico de Animales Silvestres (Reboctas).

Las tres personas que trabajan en las oficinas y los técnicos tienen la convicción de mantener el sentido conservacionista que dejó Noel Kempff. Un equipo que trabaja por la flora y fauna del país.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

estoy conmocionado por la vida de Noel. por lo que dejo, por como murio, muy linda nota, muy completa, martin

michael dijo...

de las personas q ya no se ven ni nacen en el planeta. Unico... en mi querido Bolivia una pena perder a alguien asi...

Anónimo dijo...

Anoche fuí al Homenaje que le hicieron a Don Noel por los 25 años de su muerte...un Gran hombre! una irreparable pérdida...Muy lindo artículo!

Leticia Jordan Tapia dijo...

Excelente reportaje sobre el gran legado que dejó Noel Kempff Mercado, quien dedicó su vida al cuidado de la naturaleza y a crear espacios verdes en la ciudad de Santa Cruz. Sin duda, una persona visionaria y comprometida con la conservación del medio ambiente.