sábado, 28 de abril de 2007

Bolivia villera

La patria pequeña en Buenos Aires



Argentina. La 1-11-14 es la villa que alberga a la comunidad más grande de bolivianos en suelo porteño. La vida se divide entre la alegría por poseer un techo y la inseguridad por el crimen y las drogas

Argentina. El poder en la 1-11-14 se reparte entre dos grupos. Los bolivianos están al margen. La mayoría de los bolivianos llega directo desde el campo. Hay paceños y orureños. La villa fue desalojada en 1976 por el Gobierno. Fue dos años antes del Mundial

Texto: José Andrés Sánchez
Fotografías: Rolando Villegas
Nosotros, los de la comunidad boliviana, estamos siempre desprotegidos, tanto de las autoridades argentinas como de las bolivianas. No hay quién abogue por nosotros. Al boliviano lo cagan a golpes, lo matan, le violan a la mujer o a la hija o es víctima de un trabajo esclavo... y no sucede nada”. Ésas son las palabras desilusionadas que nacen en los labios de Édgar Tancara, uno de los habitantes de la famosa ‘Villa Bolivia’, un centro urbano que reúne miseria, música, baile, drogas, crimen, impunidad y cultura nacional.

Para ubicarse: ‘Villa Bolivia’ en realidad se llama ‘Villa 1-11-14’. Se encuentra dentro del corazón del gran Buenos Aires y es la única villa ubicada en la capital federal. Está en el barrio de Almagro y desde cualquier terraza de la villa se puede apreciar el famoso ‘Gasómetro’, el estadio del equipo de fútbol San Lorenzo de Almagro. Son 14 hectáreas en las que conviven, como pueden, más de 6.500 familias bolivianas, peruanas, chilenas, paraguayas, argentinas y coreanas. De ellas, casi el 50 % son bolivianas.


Pero el poder dentro de este centro urbano se reparte entre dos grupos minoritarios: los peruanos y los coreanos. Ambos luchan por el control de los negocios de la droga, la prostitución y el contrabando. En un punto se hace visible la frontera entre ambos bandos. En una esquina se escucha cumbia y se venden empanadas fritas y api. Al frente están los supermercados y otros negocios que anuncian sus productos en caligrafía asiática. ¿La policía? Tiene el ingreso vetado.

Los domingos son los días en los que la villa abre sus puertas a los visitantes, que deben aproximarse con cautela. Sucede que esos días se instala la célebre feria de Bonarino, en la que las comunidades latinoamericanas aprovechan para armar sus toldos y vender todo tipo de productos: ropa, juguetes, accesorios, discos y un largo etcétera. Es una feria que no se diferencia de la que se instala en Cumabi, en Santa Cruz de la Sierra. La patria se traslada al corazón porteño.

Eloy Mercado es uno de los más antiguos habitantes de la villa y sus carnes a la parrilla y fricasé son célebres. Tras más de 30 años habitando en la capital argentina y con un marcado acento porteño, el cochabambino de más de 50 años aclara que la imagen de pobreza no es tan cierta. “Aquí se mueve mucho dinero. Es como cualquier sociedad. La mayoría tiene poco, pero entre unos cuantos manejan negocios millonarios e ilícitos. La vida en la villa es dura y peligrosa, pero es la única manera de mantenerse unidos”, afirma mientras sirve silpanchos y ofrece llajua a sus clientes.

Es necesario explicar que esta feria se encuentra en las afueras de la villa y que al costado se pueden observar las viviendas populares que desde hace décadas el Gobierno argentino construye para los habitantes de esta zona. Son edificios de más de cinco pisos a los que se deben trasladar los habitantes de la villa. Hasta ahora se han otorgado poco más de 600 departamentos, en un lapso de más de 10 años. Es detrás de estos edificios donde respira la verdadera villa.

Dentro la vida es supervivencia. Las anchas calles bonaerenses desaparecen y la modernidad de una ciudad que en algún momento se consideró de ‘primer mundo’ queda como una broma de mal gusto. En la 1-11-14 las calles son angostas y se llenan de barro después de que cae la lluvia. Los billares, los boliches, las discotecas y los restaurantes se encuentran uno al lado del otro. Los domingos la música de los ‘dancing’ elimina toda la tranquilidad y en las esquinas se apostan los ‘narcotraficantes’. Allí se puede conseguir cocaína, marihuana y el famoso pitillo.

Sin embargo, y con sorpresa, se escucha a los compatriotas afirmar que ese tipo de vida es mejor a la que se puede aspirar en Bolivia. “Me llamo Yuri Fernández, soy oriundo de la capital folclórica de Bolivia, Oruro, y soy hincha del gran San José. También me gusta el Bolívar y en Argentina sigo a San Lorenzo de Almagro”. Fernández se encuentra en Argentina desde 1993, cuando arribó junto a su mujer, Betzabé Meismer, y sus cuatro hijos. Tras los primeros años de vida dura, trabajando en talleres textiles clandestinos y con poca ganancia, Yuri logró establecerse en la villa y ahora es el ‘orgulloso’ propietario de un hogar diminuto, con dos cuartos, una terraza y una sala-comedor.


Para ingresar a su hogar se debe atravesar un pasillo oscuro de 10 metros de largo. Él espera en la puerta y recibe a los visitantes con una Coca Cola. Luego describe la vida en la villa. “Vivir acá es algo increíble, distinto. Todos hemos sufrido un cambio. Los bolivianos que vienen a Argentina, todos sufren. Uno viene a la deriva, sin amigos, sin tener lugar para dormir, sin documentos o trabajo. Totalmente a la deriva. Son muchos los que vienen del campo, de La Paz, Potosí y Oruro. Ellos son los que tienen más problemas, incluso porque no pueden hablar bien”, indica el costurero de 44 años que ahora tiene su propio negocio dentro de la villa.

De esta manera se explica que para la mayoría, las condiciones en las que viven no estén del todo mal. Tras los primeros momentos nefastos, llegar a conseguir un hogar propio y un techo para la familia es todo un éxito. Aunque los pequeños deban convivir en medio de ‘narcos’ y otros criminales.


“Esta villa tiene su historia particular”, dice Tancara mientras pasea por la feria. Sucede que en 1976 el Gobierno militar argentino decidió desalojar las dos villas más grandes de Buenos Aires: la 1-11-14 y la de Retiro. La razón fue que deseaban ‘desaparecer’ la pobreza durante el Mundial de Fútbol celebrado en 1978. Tancara ya llevaba ocho años en Argentina. Llegó desde La Paz a buscar suerte y diez años más tarde se había convertido en uno de los delegados más activos de la Comisión de Vivienda de la villa. La misión de este grupo es lograr que el Gobierno de la ciudad trabaje con mayor interés en las villas y se construyan más viviendas para mejorar la calidad de vida. “Tenemos que lidiar con políticos que ofrecen y no cumplen; debemos luchar con piqueteros que ‘toman’ las viviendas porque creen que los extranjeros no las merecemos. Para la mayoría sólo somos unos ‘bolivianos de mierda’”, dice.

Detrás de él la villa respira: se escucha cumbia, se toma cerveza, se habla quechua y aimara, y se baila un huayño. Un corazón boliviano en Buenos Aires.

Casos en la villa
- El 30 de noviembre de 2005 se produjo un enfrentamiento en las calles de la 1-11-14. Murieron cuatro personas, entre ellas un bebé de nueve meses. Otras nueve personas resultaron heridas. Fue durante un festejo de la comunidad peruana.

- La familia del boliviano Mario Lauca desapareció de la villa. Habían llegado hace tres años a Buenos Aires. Sucedió el 7 de eneto de 2006.

- A mediados de abril del presente año, un grupo de piqueteros argentinos ‘tomó’ las viviendas populares construidas en la 1-11-14. Exigían que se entreguen a ciudadanos argentinos. La Policía los desalojó tras días de negociaciones intensas.

- En 10 años se cuentan más de 40 muertos por el ‘gatillo fácil’ de la Policía.


- Hernán Pajoni/ Defensoría del Pueblo – Argentina
"La deuda más grande del Gobierno"
El Gobierno argentino no trabaja con rapidez respecto a la problemática de la vivienda en las villas. Hay dos caminos que se pueden seguir: la urbanización de las zonas o el desalojo de los habitantes hacia mejores áreas. Esta deuda social es una de las más grandes del actual Gobierno argentino.

Desde la Defensoría no trabajamos directamente con las comunidades extranjeras, pero sí estamos atentos a las necesidades habitacionales y sanitarias de estas zonas. Le advertimos al Gobierno de los riesgos vitales que existen en las villas y que justamente las más afectadas son las capas más vulnerables de la sociedad.

Acerca de la migración, nuestro trabajo es interno. Debemos hacer entender en las provincias que la solución a los problemas no es la migración hacia la ciudad. Debemos evitar que Buenos Aires se transforme en un gran imán migratorio, ya que vamos camino al colapso. No nos enfocamos en las comunidades extranjeras.

El problema de las comunidades extranjeras, en muchos casos, es la esclavitud. Ahora, una vez rescatados, nos aseguramos que obtengan ciudadanía y un lugar para vivir. No queremos que se conviertan en mendigos.

miércoles, 11 de abril de 2007

Muñecas rotas



De los juegos infantiles a los juegos adultos

Crimen. El comercio sexual de adolescentes crece. La sociedad se mantiene inmóvil


Palabras mayores
Me he sentido extraña, después me acostumbré. Tenía miedo de lo que te miran, de lo que te tocan. – Julia, La Paz

Cuando hay más dinero, son abusivos. Piensan que ya te han comprado y dicen que te pueden golpear. – Mónica, El Alto

Las personas mayores, gordos y feos, te dicen que si tienen relaciones sexuales te van a comprar vestidos elegantes. – Roxana, La Paz

A mi amiga la han matado en un alojamiento. Ha entrado a las tres y a las cinco ya estaba muerta. – Patricia, La Paz

José Andrés Sánchez
Perla afirma que tiene más de 18 años. Ella toma su vaso de licor de menta con la firmeza de una mujer mayor, pero su fina voz, el cuerpo adolescente y los ojos inocentes delatan su verdadera edad. Como muchas otras niñas y adolescentes que sobreviven dentro del mundo del comercio sexual en Santa Cruz de la Sierra, Perla ya ha aprendido a mentir al ‘cliente’ y a seducirlo con su mirada para preguntarle al poco rato: “¿Quiere hacer pieza? Son sólo Bs 150”. Así cumple su labor nocturna en uno de los más de 50 centros de masajes clandestinos que en realidad son prostíbulos.

Es un secreto a voces. En Santa Cruz y el resto del país hay jóvenes menores de 18 años que ofrecen sus cuerpos en las calles, whiskerías y discotecas. Todos lo sabemos. Los vecinos que observan a las colegialas ingresar a casas día a día, los policías que patrullan las calles de la ciudad en las noches, los profesionales que visitan los prostíbulos y las autoridades municipales que vigilan que las normas se cumplan.

“Es una sociedad que históricamente ha aceptado este comportamiento”, afirma con preocupación Rosa María Valencia, directora de la Defensoría de la Niñez. “Hasta en los taquiraris los hombres hablan acerca de las ‘peladitas’”, fulmina.

Lo que viven estas jóvenes está lejos de ser una experiencia excitante. Son víctimas de extorsiones, amenazas, delitos y abusos, aunque la mayoría de ellas no se dé cuenta. ¿Cómo caen en garras de redes que comercializan sus cuerpos? Muchas lo hacen porque necesitan algún medio para generar ingresos económicos.

En principio la teoría dice que se debe a que provienen de familias desmembradas y viven en pobreza. Pero la explotación sexual adolescente no es sólo cosa de pobres. La psicóloga Karina Rocha, de Defensa de la Niñez Internacional, explicó las causas más usuales. “Son niños y niñas con carencia afectiva y un bajo nivel de autoestima. Puede ser que en muchos casos hayan sufrido abusos durante sus primeros años de niñez o que también desean escapar de la cotidianidad y experimentar nuevas cosas. Lo más cercano a la realidad es que mientras no tengan otra opción de vida, no dejarán esta actividad. Para la mayoría, es su única opción”, señala la especialista.

Son variados los métodos que utilizan los criminales para contratar jóvenes. Las agencias de empleos funcionan como reclutadoras en muchas ocasiones o utilizan a otras muchachas del prostíbulo para que repartan volantes en la terminal de buses, boliches nocturnos o mercados. También publican anuncios de empleo en los diarios o hacen circular volantes en varios puntos de la ciudad. Otras redes van más allá. Ésas son las más peligrosas. Gran número de adolescentes vienen de provincias y viven casi esclavizadas en las mismas casas de masajes. Es en esos lugares donde descubren por primera vez los placeres de la carne, a manos de ‘clientes’ que sólo desean sexo. Además no hay horarios de trabajo, ya que deben estar disponibles a toda hora del día.

En el Plan Tres Mil hay un prostíbulo que atiende las 24 horas. Un martes es fácil encontrar a dos muchachas, dispuestas a atender a los clientes después de que la propietaria las despierte a punta de gritos y palmoteos. Allí se cobra Bs 50 por media hora de sexo. Las jóvenes, apenas despiertan, se muestran desarregladas, sin zapatos, sin peinarse y sin maquillaje. Como muchas en otros prostíbulos, ellas están esclavizadas, ya que no tienen derecho a renunciar y volver a sus hogares. Pero los casos más dramáticos se dan cuando son los mismos padres quienes deciden comerciar el cuerpo de las chicas. La ley es dura con los infractores, pero no son usuales las redadas.

En las casas de masaje las jóvenes sienten que viven en una gran familia, con la que comparten alegrías, desgracias y la misma actividad. Allí se dan apoyo las unas a las otras, aunque también son usuales las traiciones. “Una de mis compañeras me robó el celular hace tiempo. Debe ser por envidia”, explica Perla. “No nos engañemos”, dice Rocha. “Ellas no sienten placer. Con el tiempo adquieren la capacidad de abstraerse durante la relación sexual y escapan de la realidad. No dan afecto, sólo el cuerpo”, añade. Eso se constató en una casa de masajes ubicada en el segundo anillo. Un hombre de 70 años puede ingresar a un cuarto y tener relaciones con la joven sin haberle preguntado su nombre.

Para algunos el amor tiene su costo, pero esos minutos de placer vacío marcan la vida y el futuro de las jóvenes.

Catálogos para ‘vender’ chicas
La dinámica es la siguiente: el interesado marca el número telefónico y fija una hora y lugar para encontrarse con el proxeneta. No pasan más de 20 minutos para que el ‘cliente’ se encuentre frente a un libro negro con fotografías de todo tipo de mujeres, algunas que usualmente aparecen en canales de televisión o páginas de los diarios, y otras desconocidas. Sólo por tener el privilegio de observar las fotografías se debe pagar al menos Bs 100. Una vez cancelado este monto, el proxeneta inicia la explicación detallada.

“Esta chica cobra $us 100, esta otra 200 y la de acá 250. Si quiere las puedo llamar y en 15 minutos están acá. Para que vea que son chicas ‘bien’, le muestro esta tapa del periódico, vea, es reina de una comparsa”, dice el proxeneta-vendedor. Luego aclara que con estas señoritas no hay tiempo indefinido y que si el cliente lo desea puede salir a bailar, a cumpleaños, boliches o a cenas.

Pero el nivel de costos más alto es exclusivo. Algunas modelos reconocidas son ofertadas a precios de $us 600 a 1.200. Con ellas no se puede salir a pasear, sino que el servicio es exclusivamente sexual. “Usted me indica cuál quiere y para mañana se la consigo. Lo llamo y le indico en que hotel y habitación lo espera. Una vez allí le paga a la señorita”, dice el proxeneta, sin bajarse de su automóvil.

Las muchachas que se ofrecen en catálogos no son menores de edad, pero sí forman parte de otra red, más exclusiva, de prostitución. El negocio más antiguo de la historia tiene sus ‘cafishos’ famosos en Santa Cruz de la Sierra.

El problema de la reinserción social
Está claro que estas niñas y adolescentes son víctimas y no transgresoras de la ley. A pesar de esto, muchas veces las rescatadas deben pasar los días siguientes junto a delincuentes, en celdas y otros centros de detención. “Soy consciente de que eso no es correcto, pero el problema es que en Santa Cruz no contamos con centros de atención a las víctimas”, aclara la fiscal Marina Flores.

Esto dificulta todavía más el trabajo de reinserción social. Sucede que estas jóvenes no se ven como víctimas, sino que creen que ellas decidieron ejercer la prostitución sin que nadie las hubiese obligado. “Es difícil trabajar psicológicamente con ellas porque no están dispuestas a denunciar a los proxenetas, además algunas saben que si lo hacen se enfrentan a grandes amenazas”, dice la fiscal. Asegura que han sufrido un verdadero lavado cerebral. Karina Rocha explicó que muchas son reclutadas con la promesa de lograr grandes ingresos económicos y estabilidad. “Compran ropa o celulares y creen que vender el cuerpo para eso es algo normal, no ven que están sufriendo un abuso”, dice, y espera que pronto la Prefectura instale el centro necesario para la labor de trabajo postraumático.

Perla, por ejemplo, afirma que ella ingresó al negocio ‘por loca nomás’, pero que ha conocido a personas buenas que le dan regalos. “Un amigo me dio este celular, por eso tengo dos ahora. No es que me guste estar acá, pero ¿qué más voy a hacer? Nos tratan bien y se gana dinero”, aclara mientras observa el gran televisor que transmite escenas pornográficas.

Sanciones legales
Leyes de Trata y Tráfico de Personas y de Protección a víctimas de violencia contra la libertad sexual.
15 a 20 años de cárcel. Por tener acceso carnal, penetración vaginal o anal o introducir objetos con fines libidinosos a niñas menores a los 14 años.
2 a 6 años de cárcel. Por tener relaciones sexuales con adolescentes entre 14 y 18 años.
4 a 9 años de cárcel. Por promover o facilitar la prostitución de niños, niñas o adolescentes menores a los 18 años.
8 a 12 años de cárcel. Por inducir, realizar o favorecer el traslado o reclutamiento, la privación de libertad, el resguardo o recepción dentro o fuera de Bolivia, de niños, niñas o adolescentes menores a 18 años con el fin de explotarlos sexualmente.
3 a 6 años. Por involucrar o utilizar niños, niñas o adolescentes menores de 18 años en la promoción, producción, exhibición, comercialización o distribución de material pornográfico u otros espectáculos obscenos.
15 a 20 años de cárcel. Por realizar actos libidinosos sin acceso carnal o penetración con un niño, niña o adolescente menor de 14 años.

Rosa María Valencia
Defensora de la Niñez
Familia, medios y sociedad
Un problema de fondo es la carencia afectiva que sufren estas adolescentes. Al no encontrar objetivos para elaborar un proyecto de vida y al no lograr suprimir esa carencia de afecto, la adolescente se ve dentro de este mundo de prostitución, alcohol, drogas y maternidad.

Hemos constatado que existen grupos de personas que se dedican exclusivamente a este negocio e incluso son clanes familiares. Es que la trata y tráfico de personas menores para el comercio sexual puede ser un negocio tanto o más lucrativo que el narcotráfico. No son personas improvisadas, sino verdaderos criminales peligrosos. Respecto a las responsabilidades, no podemos decir que todos somos culpables.

Creo que en principio desde los medios de comunicación se induce a los adolescentes a creer que la carne y el cuerpo tienen precio. Vemos adolescentes desnudas, pintadas en las pantallas y en los diarios. Eso lo ven las muchachas desde sus hogares y desean ser como las modelos, tener ese cuerpo y mostrarlo. Entonces, hay que trabajar muchísimo con la familia. No puede ser que el mismo núcleo de nuestra sociedad no sepa proteger a los más indefensos. Hay muchos factores que influyen, pero el problema más profundo es la carencia de valores en nuestra sociedad. Le damos un valor equivocado a lo material, la familia no ejerce control sobre los adolescentes y en la escuela no se aborda con seriedad el tema de la educación sexual.

Esto ya no es un tabú para nadie. Creo que las instituciones que trabajamos en el área estamos obligadas a ahondar más nuestra labor en la parte preventiva.


Hay grupos de poder que protegen a los criminales
Crimen. La fiscal encargada de asuntos de abusos a menores no tiene teléfono en su oficina. Pide mayor presupuesto y más recursos para lograr mejores resultados. Espera lograr más arrestos

Marina Flores, la fiscal adscrita al abuso de menores, no se explica cómo es que a veces las investigaciones no llegan a terminar en arrestos. “Hacemos las pesquisas previas y preparamos el allanamiento. Sólo estamos enterados los fiscales y la policía. Pero a veces llegamos a la casa y los criminales escaparon con las jovencitas. Hay filtraciones de información. Hay grupos de poder que protegen a estas redes de tráfico y prostitución. Son personas profesionales con dinero y contactos”. Así la fiscal Marina Flores desnuda su preocupación al analizar la impunidad con la que trabajan la mayoría de los centros de masajes y sexo que reclutan a menores de 18 años para que comercien su cuerpo.

Después se semanas de investigación y a pesar de los problemas que se deben enfrentar (falta de teléfonos, presupuesto y automóvil), la policía y la fiscal se disponen a allanar algún local en el que se descubrió que trabajan menores. Pero los inconvenientes más poderosos son legales, ya que la ley no permite utilizar agentes encubiertos ni realizar allanamientos después de las 19:00, cuando los centros de prostitución trabajan con mayor frecuencia. “Eso debe cambiar pronto. Cuando se realizan investigaciones de narcotráfico se permite enviar un agente que ingrese a la organización criminal, pero en casos de sexo con adolescentes no se puede”, se queja Flores.

Varias investigaciones privadas han descubierto que estas redes criminales tienen contactos con ámbitos políticos, policiales y económicos. “Hay personas con poder detrás de ellos que los protege. Ahí está la impunidad”, explica Karina Rocha.

Aún así, las defensorías y la fiscalía continúan con su trabajo. Sólo hace falta una sospecha para que se decida enviar un investigador, que se encarga de vigilar el lugar, tomar apuntes y hablar con los vecinos. Una vez se hubiese reunido la información necesaria, se procede al allanamiento y al arresto de los responsables. Entonces los propietarios, clientes y adolescentes son sometidos a entrevistas y se procede a los juicios, aunque a veces los mismos jueces liberan a los criminales y luego éstos desaparecen, como parece que sucedió con la propietaria de ‘Sófocles’ (ver recuadro).

Las redes
Para denunciar a alguna red o casa sospechosa debe llamar al 3521921, interno 14 (oficina de Trata y Tráfico).
Matrona, Mamá Grande, Madame. Son los apodos que tiene la propietaria del local. Ella es la que cuida que las jóvenes no se escapen y está atenta a sus demandas. Adquiere el rol de ‘madre’ y por eso tiene la autoridad para castigar o premiar.
Cómplice. Generalmente es el esposo o concubino de la ‘madame’. Es copropietario y administrador del negocio y sólo se acerca a las jóvenes para mantener relaciones sexuales.
Seguridad. Son supuestos ‘amigos’ de los propietarios que mantienen relación de amistad con las jóvenes. En muchas ocasiones se aprovechan del estado de las jóvenes y las cortejan. Cuidan de ellas y están atentos a los clientes.
Reclutadores. Los hay de dos tipos. Pueden ser hombres que ‘seducen’ a jóvenes con la esperanza de un buen trabajo y dinero. También se utilizan a otras chicas para convencer a jovencitas.
Agentes municipales. Las jóvenes que trabajan en prostíbulos afirman que algunos agentes del municipio utilizan su cargo para tener sexo gratuito. Muchos cobran su ‘tajada’.

El caso de los billetes de Sófocles
Declaraciones de propietarios, clientes y una víctima
«Me dijeron que atienda y tenga relaciones»
Acta de allanamiento: a las 18:00 del 7 de abril de 2006 se procedió a allanar el local Sófocles y se encontró a una menor de 13 años que fue llevada a la ex PTJ. Se encontraron también fotos pornográficas. Se aprehendió a los dos propietarios y al cliente que estaba con la menor.
Declaración de un propietario
- ¿Qué relación tiene con la otra propietaria?
- Somos concubinos desde hace un año.
- ¿Es usted propietario del local?
- Somos propietarios con mi concubina.
- ¿Quién hizo el trámite para el funcionamiento de dicho local?
- Mi esposa.
- ¿Desde cuándo funciona Sófocles?
- Desde hace un año.
- ¿Quién contrata a las adolescentes?
- Mi mujer y yo a través de anuncios en el periódico y volantes.
- ¿Cómo es el sistema de cobros?
- Se cobra Bs 180 por hora. A la señorita se le paga el 50%.
- ¿Quién contrató a la niña?
- Mi mujer y yo. Ella llamó por el anuncio en el periódico. Le indiqué la dirección y ella vino. Eso fue ayer. Ella dijo que tenía 17 años y se le explicó el trabajo, que es sexo oral y vaginal. Ese rato empezó a trabajar.
- ¿Cómo evitan los embarazos?
- Cada cliente está obligado a usar preservativo.
- ¿Quiere añadir algo más?
- Sí. Algunas que trabajan son madres de familia y en otras propagandas se indica que recibimos señoritas con hijos porque tenemos un cuarto al fondo para que vivan ellos. Eso es todo.
Declaración de una propietaria
- ¿Quién es la propietaria del local?
- Yo, desde hace seis meses. La libreta de funcionamiento está a mi nombre.
- ¿Quién administra el local?
- Yo sola. (La imputada dijo que no deseaba dar más declaraciones)
Declaración del cliente (31 años)
- Explique qué hacía en el local cuando fue arrestado.
- Estaba conversando en la cama con una señorita. Me encontraba desnudo e igual la señorita.
- ¿Cuánto pagó?
- Bs 100 por media hora.
-Cuando conoció a la señorita, ¿ella le indicó que edad tenía?
- No pregunté la edad. Me mostraron tres señoritas y escogí a ella. Cuando estaba en la habitación pregunté su edad y ella dijo que cumplió 18. Yo le dije que no le creía, por su cara.
- ¿Tiene algo más que agregar?
- Sí. Recién iba a tener relaciones.
Declaración de la víctima de 13 años
- ¿De dónde eres?
- De Beni
- ¿Cómo llegaste a Santa Cruz?
- Mi abuela me trajo hace tres meses. Ayudaba en todo en casa, a preparar el almuerzo y pelar papa. Me trataba mal. A veces me echaba a las dos o tres de la mañana por trabajar tanto. Me salí porque no quería estar ahí.
- ¿Cómo llegaste al local?
- Por uno de esos billetes falsos
- ¿Qué te dijeron que ibas a hacer?
- Tenía que atender a los clientes, tomar con ellos, ir a las piezas y tener relación vaginal y no me acuerdo cuál es la otra, oral, creo.



martes, 10 de abril de 2007

Quien sabe...

¿Te importa mucho que dios exista?
¿te importa que una nebulosa te dibuje el destino?
¿que tus oraciones carezcan de interlocutor?
¿que el gran hacedor pueda ser el gran injusto?
¿que los torturadores puedan ser hijos de dios?
¿que haya que amar a dios sobre todas las cosas
y no sobre todos los prójimos y prójimas?
¿Has pensado que amar al dios intangible
suele producir un tangible sufrimiento
y que amar a un palpable cuerpo de muchacha
produce en cambio un placer casi infinito?
¿acaso creer en dios te borra del humano placer?
¿habrá dios sentido placer al crear a eva?
¿habrá adán sentido placer cuando inventó a dios?
¿acaso dios te ayuda cuando tu cuerpo sufre?
¿o no es ni siquiera una confiable anestesia?
¿te importa mucho que dios exista?
¿o no?
¿su no existencia sería para ti una catástrofe
más terrible que la muerte pura y dura?
¿te importará si te enteras que dios existe
pero está inmerso en el centro de la nada?
¿te importará que desde el centro de la nada
se ignore todo y en consecuencia nada cuente?
¿te importaría la presunción
de que si bien tú existes,
dios quién sabe?

Palabras escritas por el poeta uruguayo Mario Benedetti. No considero que niege la existencia de Dios. Lo único que hace es poner la duda sobre el tapete. "La duda es uno de los nombres de la inteligencia", dijo Jorge Luis Borges. Descartes, el padre de la ciencia moderna, consideraba a la duda como el motor inicial para cualquier emprendimiento o propuesta. "Yo no sé si dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda" afirmó en su momento el mismo Benedetti.