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10 mil personas hacen andar al Abasto cada día
Labores. No hay descanso. Las 24 horas del día se ve el movimiento
José Andrés Sánchez
La virgen de Urkupiña lo observa todo desde la esquina del bloque 'E'. Ella es testigo de que en el mercado Abasto no hay descanso. Durante todo el día y a cada minuto alguien se acerca a la imagen y con un corto rezo hace entrega de su jornada laboral a la virgen, iluminada por tres focos de 60 watts. Comisarios, cargadores, carretilleros, comerciantes, dirigentes de asociaciones, vendedores, revendedores, barrenderos y encargados de seguridad. Al mediodía, a la medianoche o en la madrugada. Miles desfilan frente a la figura ubicada debajo del gran tinglado del mercado, al lado de las gradas para subir a los baños y a las oficinas de la comisaría.
"Este mercado es un mundo". Así lo describe Juan Carlos Rodríguez, presidente de la Cooperativa 2 de Junio, la institución creada en 1990 y propietaria de ese Abasto. Para que se entienda: en realidad hay tres mercados Abasto. Uno es el 2 de Junio, privado y manejado por una cooperativa. El que está al lado es el mercado Campesino o Municipal, que es administrado por 15 asociaciones poco abiertas al diálogo y conflictivas. Por último está el mercado Abasto Sur, propiedad del Banco Económico. Estas tres entidades conforman una máquina de abastecimiento que no se detiene, salvo en la jornada mensual de limpieza general.
A las 03:00 del lunes 28 de mayo, los hermanos Florencio y Candelaria Macías esperan la llegada del camión con yuca, procedente de El Torno. Hace 25 años que su jornada laboral se inicia día a día de esta manera. El camión se parquea frente al estacionamiento del mercado campesino y los Macías, junto a una veintena de vendedores, se acercan al conductor para negociar los precios del producto. Hay dos maneras de hacer 'negocios' en el mercado. Por un lado, algunos revendedores trabajan exclusivamente con los productores y así se reservan con anticipación la llegada del producto. Otros revendedores esperan la llegada de los camiones para 'regatear' los precios.
Mientras esto sucede, los 'estibadores' comienzan la descarga de las bolsas, una a una, y las apilan frente al automóvil.
Juan Ibore es cargador desde hace 38 años. Hasta la semana pasada estuvo en cama, pero ahora que se siente mejor retorna al trabajo, que le paga Bs 0,50 por bolsa cargada. "Creo que estaba resfriado, además que 'arrojaba' sangre cuando tosía", dice.
Sólo en el mercado campesino hay más de siete asociaciones de carretilleros y cargadores. Cuatro de ellas (4 de Junio, Asoproca y 25 de Mayo) reúnen a más de 4 mil afiliados.
Una vez culminan los negocios en el parqueo, los cargadores llevan las bolsas hasta las balanzas, dentro del mercado. Allí se anotan los pesos para que luego los carretilleros lleven el producto hasta la venta. A esa hora, los carretilleros se mueven como hormigas y gritan 'permiso' para apartar a la gente del camino.
A la misma hora, pero en otro lado del mercado, se inician las 'subastas' de verduras y cebollas. Los personajes centrales son los comerciantes, que discuten precios y apuran a los carretilleros y cargadores. En el mercado 2 de Junio hay 480 afiliados a la cooperativa con puestos de venta. Cada uno de ellos pagó $us 250 para asociarse a la cooperativa y conseguir un puesto de venta.
El Abasto Sur tiene poco más de 200 vendedores y es el más pequeño de los dos. ¿La razón? Para comprar un puesto allí, hay que pagar entre $us 6 mil y 7 mil al banco.
Las 15 asociaciones del mercado campesino no cuentan con registro exacto de todos los afiliados, pero el comisario de ese mercado Ryder Chávez, estima que hay más de 10 mil personas trabajando día a día en ese centro de abastecimiento.
Cada asociación tiene sus oficinas en el mercado campesino. ASPROA es una de ellas. Su vicepresidente, Félix Murillo explicó que sus 1.200 afiliados cumplen trabajos por turnos y que distribuyen sus productos a otros mercados distritales. ¿Qué hacer para pertenecer a la asociación? Se debe pagar Bs. 1 al día para los gastos de la oficina, la limpieza y el serenazgo.
Algunos de los guardias de seguridad llevan armas, otros laques y todos tienen handys para comunicarse. Juan es uno de los guardias privados que trabaja en las noches para la cooperativa 2 de Junio. Jorge lo hace para el mercado campesino. "Aquí por suerte no tenemos problemas. Como todo el día hay gente trabajando, los mismos comerciantes se encargan de identificar a los maleantes. Las horas más seguras, de hecho, son las de la madrugada", dice Juan.
Las comisarías, en cambio, son mantenidas por el municipio. En el mercado Abasto 2 de Junio trabajan dos inspectores y cinco gendarmes. El mercado campesino cuenta con el mismo número de trabajadores.
Poco a poco empieza a asomar el sol sobre la ciudad. Entonces decae la intensidad del movimiento. Los comerciantes están listos para recibir a los clientes. Al llegar la medianoche despertará el frenesí nuevamente.
Detalles
- Las verduras y los pollos que se consiguen en el Abasto de la cooperativa 2 de junio llegan desde la zona de los valles: Los Negros y Mairana. Las frutas vienen directo desde Chapare, en el Trópico Cochabambino
- En el mercado Abasto de la cooperativa 2 de junio hay diversos rubros: carne, papa, tomate, bazar, verduras, plantas, quesos, cereales y restaurantes. Cada uno tiene alrededor de 40 socios y supervisores de calidad.
- Los camiones que llegan al mercado deben pagar Bs 2 para tener derecho de ingreso al parqueo. Una vez allí abren sus puertas traseras y muestran las verduras y frutas. Se calcula que arriban cada día más de 500 camiones.
- Las asociaciones no sólo se dedican a los horarios de trabajo. Muchas organizan torneos de fútbol entre sus asociados y luego los ganadores compiten en otro torneo ínter asociaciones. Las copas se exhiben en las oficinas.
- Los dirigentes de asociaciones son elegidos cada dos años. Se realizan votaciones. Estas elecciones suponen tiempos de proselitismo dentro de los mercados. Están obligados a rendir cuentas a los asociados.
- Los vendedores fuera del mercado no pertenecen a ninguna asociación. Ellos compran productos entre las 04:00 y 05:00 y hacen todo lo posible por venderlos antes de las seis. Luego se agrupan en la parte posterior del mercado.
Ventas a los cuatro polos
No todo producto que llega al Abasto se queda allí. De hecho, muchos propietarios de ventas en los barrios van al Abasto desde temprano para abastecerse. Esto sucede en especial con el pan, que arriba al mercado a partir de las 5:30, fresco y listo para ser consumido.
“Tengo mi ventita en Urbarí. Los vecinos van desde temprano a comprar el pan, así que me vengo acá para tenerlo todo listo a las seis de la mañana”, afirma Nicolás Moreno. Es por eso que compra más de Bs 40 en pan cada mañana, para luego venderlo al doble del precio. Lo mismo sucede con las verduras, frutas y carnes que se consumen en el mercado.
Según Juan Carlos Rodríguez, presidente de la cooperativa 2 de Junio, incluso muchos vendedores y productores tienen convenios con cadenas de supermercados de la ciudad. “Ellos tienen el derecho a vender a los que quieran. La asociación no se inmiscuye con los clientes, pero estoy enterado que muchos supermercados compran sus frutas y verduras en el Abasto”, indicó.
Cuatro supervisores velan por la higiene de los productos
Mercado. Sus labores no abastecen para mantener limpios los puestos del Abasto. Dos trabajan en la cooperativa 2 de Junio y otros dos en el mercado campesino. De vez en cuando visitan el centro Sur
El problema crítico que enfrenta el mercado Abasto es la higiene. Por mucho que los encargados de las asociaciones y cooperativas describan los métodos de limpieza utilizados, salta a la vista que la basura no desaparece y que el tratamiento de los productos es deficiente. Cuatro supervisores no alcanzan para mantener la limpieza.
“Aquí se ve todo el día basura. Nunca desaparece”, señala el supervisor del mercado 2 de Junio, José Ambrosio Viera. Él es uno de los dos comisarios municipales que trabajan en el mercado. En el campesino también están Franklin Ramírez y Ryder Sánchez, del municipio. “Aquí la gente es reacia a colaborar. No les interesa trabajar en ambientes higiénicos. Es todo una cadena, si tratamos de arreglar cosas, las asociaciones se quejan con otras federaciones, que reclaman con otras centrales, que llevan su molestia a la Alcaldía y al final el favor político no permite que se realicen buenas acciones”, señala Ramírez.
El más perjudicado por esta situación es el consumidor. “Hemos intentado en muchas ocasiones realizar censo de los trabajadores del mercado, pero estas asociaciones son muy cerradas e intocables”, afirma Ramírez. El trabajo de los comisarios no está enfocado exclusivamente a la seguridad. Ellos son los encargados de supervisar la limpieza de los puestos y los productos. En el mercado 2 de Junio, Viera y la otra supervisora, Ángela Mendoza, decomisan cada día productos en mal estado, revisan las balanzas y hacen cumplir la orden de limpieza general del mercado una vez por mes.
La situación para los supervisores es más complicada en el mercado campesino. Allí la desorganización no permite que se puedan establecer reglas claras para la venta. El día de la entrevista, Franklin Ramírez entregó a los carniceros de Asoproca un conjunto de mandiles y otro tanto para vendedores de frutas. Para lograr este objetivo tuvo que negociar y dialogar durante semanas con los representantes de las asociaciones. “Esto es siempre difícil”, dijo. Espera que en los tres meses que le quedan en el Abasto pueda lograr cambios, aunque sabe que esto es difícil si es que se continúa con el método rotatorio. Cada supervisor permanece durante seis meses en un mercado. “Antes éramos más personas y hacíamos turnos para tener presencia las 24 horas. Ahora llegamos a las 07:00 y a las 18:00 todo queda en mano de los comerciantes”, dijo el comisario.
Más detalles
- En el mercado 2 de Junio trabajan seis personas en la limpieza. Ellos también realizan el lavado obligatorio cada fin de mes.
- En el mercado campesino no tienen mangueras para la limpieza. Apenas utilizan escobas.
- Los gendarmes son los que realizan la limpieza en el mercado campesino, junto a un grupo conformado por las asociaciones. En este centro de abastecimiento se realizan limpiezas generales cada seis meses.
- El garaje privado es el sector más complicado. Al ser privado, no hay guardias municipales que lo supervisen. Los camiones llegan a trabajar sin medidas de higiene.